viernes, 13 de julio de 2007

Si hay miseria que no se note... [sobre un concurso docente que dará que hablar]

Si hay miseria que no se note…[i]
Por: Martín Unzué.
El 6 de junio pasado realicé mi último viaje al CURZA. Me hubiese gustado llevarme otro recuerdo de un lugar, que a pesar de ciertas prácticas sorprendentes, no deja de ser una Universidad Nacional.
Una Universidad Nacional que se desacredita, que dilapida su prestigio, como lo hace el CURZA y particularmente la carrera de Ciencia Política, cuando los circunstanciales responsables de llevar adelante la representación institucional, actúan en formas escandalosas, entre bambalinas, digitando instancias fundamentales para la vida académica como los concursos, o sus sustitutos muy imperfectos, las selecciones de cargos interinos.
Mi viaje al CURZA tuvo como principal objetivo responder a una insistente invitación de la nueva Coordinación de la Carrera a cargo del auxiliar Gómez, para que presida un jurado para la designación de un ayudante interino con dedicación simple en la materia Análisis Político.
Así, ese 6 de junio a las 9:30 horas estuve en la sede de la Universidad
No puedo dejar de mencionar la lamentable tarea de preparación de dicho concurso. No sólo no se me envío con anticipación los antecedentes de los concursantes, ni tampoco sus propuestas metodológicas, lo que resulta imprescindible para poder analizar con alguna seriedad la trayectoria de los candidatos, sino que además, en el momento en que debíamos conformar el tribunal, fuimos avisados por personal administrativo de la sede que el representante del claustro estudiantil designado a esos efectos había llamado telefónicamente para avisar que no se iba a presentar pues no tenía la materia en cuestión aprobada. Esto generó una muy airada y descortés reacción de Gómez hacia el estudiante y también, luego, hacia el personal administrativo de la sede.
De esta forma el jurado del concurso quedó reducido a mi persona, al citado Gómez y a un graduado (Jesús Moalla).
Luego de leer los antecedentes de los dos candidatos que se presentaron, algo que no necesitaron hacer los otros integrantes del jurado, tal vez porque ya los conocían, se realizaron las entrevistas de rigor a partir de las 11:30 hs. En ellas les pregunté a los candidatos sobre sus experiencias, sus planes de trabajo y otras cosas habituales en estos casos. Vale aclarar que ninguno de los otros integrantes del jurado realizó ninguna pregunta en las entrevistas. Tal vez porque no necesitaban hacerlo.
El problema se suscitó al finalizar las entrevistas, cuando el citado Gómez, luego de ponderar a los dos candidatos, calificándolos de "brillantes", manifestó que era evidente que el orden de mérito debía poner en primer lugar a Adriana Mónica Andrada y en segundo a Nicolás Mazzella, lo que fue ampliamente respaldado por Jesús Moalla, quien le dijo que él consideraba que la mayor experiencia de Gómez era suficiente "para que lo aconseje", y poco después argumentó que se tenía que retirar, pero que "pasaría más tarde para firmar el dictamen que haga Gómez". ¿Jurados independientes?
Sin embargo, yo manifesté y argumenté por qué no compartía el criterio del coordinador, y que consideraba que los antecedentes eran lo primero que se debía tener en cuenta a la hora de evaluar un candidato. Además expresé que, por tratarse de un cargo de ayudante para una materia que no contaba con un profesor permanente en Viedma, era aun más relevante la experiencia y la seguridad del ayudante para que pueda realizar trabajos prácticos con los estudiantes sin la presencia del profesor a cargo de la materia.
Por ello, viendo que Mazzella manifestaba en su CV ser auxiliar regular de otra materia en el CURZA, y ser o haber sido docente en varias materias (5 en total), creía que ese dato lo dejaba en mejores condiciones que a Andrada, quien no poseía antecedentes docentes, salvo uno como docente en un curso de Extensión, que claramente era de menor valor por no ser ni en la carrera ni en otra carrera de las que se dictan en el CURZA. Además, si bien ambos candidatos eran graduados, con promedios bastante equivalentes, y ambos con una maestría en curso, Mazzella presentaba más experiencia en investigación, además de alguna publicación y algún congreso de ventaja.
En cuanto a las propuestas de trabajo escritas, también la presentada por Mazzella era superior, por lo menos en las formas, pues la de Andrade contaba con una gran serie de problemas de redacción e incluso de conjugación (algunos de las cuales he marcado en lapicera sobre la misma hoja presentada por la candidata).
Una vez que argumenté esta posición, Gómez manifestó que su propuesta era inamovible, que de ninguna manera consideraba que Mazzella pudiese estar en primer lugar en el orden de mérito, que en realidad "era de esa gente que se dedica a juntar papelitos", "que era el pollo de alguien" y que buena parte de esos antecedentes que marcaba en el CV no eran válidos, mientras que Andrada era mucho más conveniente, porque "tenía muchas más ganas". Que lo máximo que podía aceptar era sugerir en el dictamen que se nombre a Mazzella como ad-honorem.
Ante la fuerte descalificación del candidato Mazzella, le pregunté a Gómez si estaba afirmando que Mazzella mentía en su CV, y si era mentira que era ayudante en las materias que mencionaba, a lo que me dijo que no, pero que Andrada tenía mucha experiencia docente en escuelas secundarias, que seguramente había olvidado incluir en su CV.
Por la absoluta falta de acuerdo, propuse un cuarto intermedio para pensar la situación, y que a la tarde viéramos si podíamos hacer un único dictamen o si hacíamos uno en mayoría y uno en minoría. Manifesté que no podía seguir discutiendo en ese momento, porque debía tomar exámenes finales a otros estudiantes que esperaban desde hacía dos horas, pues todo el cronograma de actividades estaba corrido por el tiempo que me había llevado analizar los CV presentados.
De esta forma, comencé con la mesa de examen, que interrumpí para almorzar ya casi a las 15 hs y luego retomé.
Finalizados los exámenes y con las actas pasadas, concurrí a la oficina de la Carrera para finalizar el trámite del concurso pendiente, donde no había nadie.
El candidato Mazzella, quien se encontraba en la sede a la espera del dictamen, llamó por teléfono a Gómez quien a la media hora llegó a la sede, y de muy malas formas me dijo que "ya tenía una idea de qué tipo de persona era yo, pero que ahora se le había confirmado", "que no iba a continuar las deliberaciones conmigo", "que no había dictamen del concurso" y que no lo iba a haber.
Evidentemente la situación a esa altura de los hechos era una gran farsa y una absoluta falta de respeto a los concursante, y a mí, que luego de viajar 1000 kilómetros de ida y tener que hacer otros 1000 de vuelta esa misma noche, principalmente para presenciar un concurso, comprendí que todo parecía una invitación para refrendar un gran sainete, en el que el resultado estaba definido de antemano, y que mi presencia había sido prevista para que avale en forma acrítica y sumisa lo que ya se había decidido con criterios de pequeña política, incompatibles y despreocupados de los académicos.
En ese marco, mi posición contraria al orden de mérito propuesto por Gómez, lo llevó (comprendiendo que no era posible firmar un dictamen por unanimidad), a manifestarse "ofendido" y a suspender el concurso en forma arbitraria y unilateral, además del injustificado maltrato que me propiciara, producto sin duda de su absoluta incapacidad para sostener con argumentos su endeble punto de vista.
Pero los desaciertos no se detuvieron allí. Posteriormente se agregaron nuevas acciones que presentan una gravedad tal, que no pueden dejar de ser conocidas por la comunidad del CURZA, autoridades, profesores, estudiantes, graduados, y personal administrativo.
Porque a pesar de lo relatado hasta aquí, y de que el jurado no tuvo ningún proceso de deliberación como es esperable, el Coordinador Gómez presentó un dictamen avalado por Moalla, en el que se señala que el jurado estuvo integrado por las tres personas citadas y que "acuerda por unanimidad que ambos postulantes cumplen acabadamente con los requisitos…proponiendo por mayoría la designación de Adriana Mónica Andrada…".
Desde ya, no es admisible que se apele a ningún tipo de unanimidad, cuando uno de los integrantes del jurado no ha participado de ninguna forma en la deliberación (de hecho creo que son dos los que no han participado…) y cuando ni siquiera se le ha comunicado oficialmente la existencia de un dictamen.
Debo aclarar que el jurado no ha acordado nada por unanimidad de momento que yo no he acordado nada y era parte del jurado.
Pero además, responde a la lógica más elemental que si existe voluntad de hacer las cosas con transparencia, un dictamen de mayoría debe imperativamente aclarar quienes componen esa mayoría y quienes están en disidencia y presentar los argumentos de ambas partes, y no como se ha hecho en forma maliciosa, que se ha presentado un dictamen con dos firmas al pie sin aclaración de ningún tipo, a la que, afirman en la secretaría académica, se le ha agregado una tercera firma que sería de uno de los candidatos, que no ha tenido mejor idea que firmar el dictamen para "notificarse" del mismo, produciendo una muy sospechosa situación en la que uno de los jurados no ha firmado el dictamen, pero el mismo luce con tres firmas sin aclaración al pie del mismo...
Demás está decir que el supuesto dictamen incumple con lo establecido en el artículo 18 del "Reglamento para llamados a inscripción de antecedentes de docentes interinos en el CURZA" donde dice claramente "La comisión evaluadora deberá elevar al decano un acta con el dictamen final firmada por sus integrantes", lo que no ha podido suceder pues no existe firma mía en el documento elevado, pero ello a esta altura parece una mera formalidad.
Desde ya, las comunicaciones oficiales del CURZA conmigo han sido escasas. Por diversos motivos, errores del correo y de los correos electrónicos, hoy, pasado más de un mes de los hechos, nadie me informó que existía un dictamen hasta que yo tuve que escribir a la secretaría académica para preguntar por su existencia. Y aun no he recibido ninguna copia oficial del dictamen presentado ni se me ha preguntado formalmente por los motivos de la falta de mi firma en el mismo.
Desde ya, este texto busca poner en conocimiento de los miembros del CURZA las prácticas no académicas con las que se llevan adelante algunas instancias como las selecciones de docentes, práctica que sin duda no deberá sorprender a la mayoría.
No pretendo ningún tipo de respuesta a este correo. Sólo quiero hacer conocer una serie de hechos que pueden ser más o menos graves, pero muestran una gran miseria académica que no es buena para ningún miembro de la comunidad universitaria.
Martín Unzué
Buenos Aires, 10 de julio de 2007



[i] Martín Unzué es licenciado en ciencia política, licenciado en economía, profesor adjunto regular de "Teoría del Estado" en la Facultad de Derecho de la UBA, e investigador en el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales. Actualmente realiza su doctorado en la facultad de Derecho de la UBA y es becario de doctorado en el marco del proyecto UBACyT S090.

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