martes, 23 de octubre de 2007

Nuevo descargo de Martín Unzué....

Por lo visto los descargos anteriores del Profesor Martín Unzué, en lo referido al concurso trucho de Análisis Político, no fueron suficientes: la gestión del decano Silva le pidió que ratifique o de marcha atrás las demandas realizadas en notas anteriores. He aquí la última carta de Unzué:

Buenos Aires, 23 de octubre de 2007

Licenciado Héctor Zanotti
CURZA
Universidad Nacional del Comahue

De mi consideración:

Por la presente doy respuesta a su correo electrónico del día 19 de octubre próximo pasado, en el que me transcribió el texto de la CD que oportunamente se me enviara con motivo de la actuación ZA-231-07 originada en mi descargo de fecha 14 de agosto de este año, referido a los sucesos acontecidos en el marco del concurso para cubrir el cargo de ayudante de primera dedicación simple para la asignatura Análisis Político, para ratificar en todos los términos las expresiones que he vertido en el mismo.

En el descargo que he realizado brindé una descripción de la sucesión de hechos, y de las irregularidades que fueron cometidas en el concurso citado, solicitando a las autoridades de ese centro regional que tomen las medidas correspondientes para evitar estas prácticas y sancionar a los responsables de las mismas, máxime cuando estos poseen cargos de representación institucional, y que con esas actitudes no hacen más que poner en duda una práctica central para nuestras universidades como lo es la instancia del concurso para la provisión de cargos docentes.

Creo que los sucesos que han enturbiado el mencionado concurso no hacen más que desacreditar a la Universidad Nacional del Comahue y en particular a ese centro regional, y que está en manos de sus autoridades tomar las medidas para subsanar unas prácticas que no pueden ser toleradas en un ámbito universitario.

Dentro de las acusaciones que he sostenido y que ratifico en su totalidad, debemos destacar las siguientes:

1) La nota enviada por el “Coordinador de ciencias políticas” auxiliar José Adolfo Gómez, con fecha 13 de junio de 2007 a la Secretaría Académica del CURZA, cuya copia se me ha enviado, en la que el mismo expresa entregar el dictamen del concurso sin mi firma pues me habría retirado del concurso “muy cansado para seguir discutiendo”, es MENTIROSA y MALICIOSA. En ningún momento me retiré del concurso sino que fue el propio Gómez el que se negó a deliberar y me impidió el acceso a la oficina de la Carrera de Ciencias Políticas. Desde ya, el argumento mencionado por el citado Gómez no resiste ningún tipo de análisis, pues si fui a ese Centro Regional con el fin de participar como miembro del jurado de un concurso, es porque estaba dispuesto a deliberar y producir un dictamen del mismo.
Todos los alumnos de la materia Análisis Político que rindieron examen final ese día son testigos (pués lo comenté varias veces y me vieron dirigirme a la carrera) que iba a deliberar sobre el concurso (se puede consultar el acta de día para determinar quienes fueron).
Los profesores con los que almorcé ese día también me vieron interrumpir el almuerzo para ir a realiza el dictamen del concurso (O. Alonso, E Figueroa, entre otros).
Personal administrativo del CURZA y uno de los candidatos (el Lic. Mazzella) presenciaron en el pasillo que se encuentra frente a la biblioteca, el diálogo que mantuve con Gómez en el que lo invité a deliberar y él me respondió, con una absoluta falta de respeto hacia mi persona que no es necesario reproducir por lo descortés y lo inapropiado para la situación, que “en esas condiciones no iba a haber dictamen”, entendiéndose por “en esas condiciones”, si no estaba de acuerdo con poner a Andrada primera en el orden de mérito.
Creo que cualquiera de los mencionados o todos ellos pueden ser citados a declarar para corroborar que yo no fui el que desistió de llevar adelante la deliberación y por ende, que la nota citada que lleva la firma de Gómez, realiza una afirmación mentirosa que tiene por único objeto esconder el conflicto suscitado en torno al concurso de marras.
Considero que esta actitud, más proveniente del director de la carrera, es de extrema gravedad y muestra su voluntad de manipular el concurso produciendo un dictamen inconsulto en forma inescrupulosa.
No creo necesario aportar copia de la carta citada en la que queda en evidencia la mentira y que lleva la firma de Gómez, pues la copia de la misma me fue enviada por la Secretaria Académica y el original debe obrar en poder de esa universidad.


2) En segundo lugar, ratifico que los firmantes del dictamen han mentido en dicho documento público, al invocar una supuesta unanimidad del jurado (último párrafo de la hoja 3 del dictamen).
Unanimidad significa, según el diccionario de la Real Academia Española, “sin discrepancia”. Más allá de que no concuerdo en ninguna forma con los términos de ese dictamen, el hecho de que yo haya sido excluido de la deliberación para la producción del mismo (lo cual es innegable por el mero hecho de que no está mi firma en el citado documento) hace imposible referirse a ningún tipo de unanimidad.
Ratifico por la presente que no sólo no participé en la elaboración del dictamen que se presentó, sino que tampoco sabía de su existencia hasta que recibí un correo electrónico donde se me preguntaba si yo había firmado el dictamen del concurso pues este se había publicado con tres firmas a su pie.
También ratifico por la presente mi desacuerdo con todo lo expresado en el dictamen presentado, mi desacuerdo con los endebles argumentos utilizados para intentar justificar la decisión tomada y particularmente mi desacuerdo con la afirmación “ambos postulantes cumplen acabadamente con lo requisitos establecidos para el cargo en concurso”, por los motivos que ya he manifestado en el momento de realizar mi descargo.
Desde ya, se pueden hacer las pericias caligráficas del caso si alguien duda de que alguna de las tres misteriosas firmas que figuran al pie de la copia del dictamen que me ha enviado la Profesora Goicochea me pertenece. Caso contrario, creo que está demostrado que yo no avalé ese dictamen y que esa apelación a la unanimidad es Falsa y que los firmantes de dicho documento deben dar explicaciones sobre la misma.
Como prueba adicional a mi desconocimiento del dictamen que se presentó, debo notar que en el mismo se ha escrito mal mi apellido (Unsue por Unzué), error que no hubiese podido suceder si yo hubiese estado presente en el momento de realizar el dictamen.
No aporto copia del dictamen en donde se puede constatar lo expresado, pues entiendo que el original del mismo se encuentra en esa universidad y sólo poseo la copia que me enviara la secretaría académica.

3) También denuncio la incompatibilidad y la falta de ética de la candidata Adriana Mónica Andrada, quien, como consta en la resolución del CD n° 071/2007, que lleva las firmas del Sr. Decano Miguel Silva y de la Señora Sria Académica Adriana Goicochea, fue designada miembro del jurado evaluador y que posteriormente se presentara como candidata a ocupar el cargo objeto del llamado. Esa actitud es, a mi entender, inexcusable. Si Andrada pensaba presentarse como candidata no debía haber aceptado ser miembro del jurado (ni titular, ni suplente) y si fue incluida como miembro del jurado, debía haber evitado presentarse como candidata. Creo que esto no hace más que apelar a las formas más básicas de ética.
No aporto copia de la resolución citada porque entiendo que la misma obra en poder de esa universidad y sólo poseo la copia que me remitieran de la secretaría académica.

4) Por último, también denuncio la publicación del citado dictamen sin haber tomado los recaudos para conocer la validez del mismo, pues esa decisión ha generado una situación confusa en la que más de una persona ha sido inducida a la confusión, pensando que yo había avalado un dictamen a todas luces impresentable, tanto por los defectos formales en su confección, como por el contenido del mismo.
La publicación del dictamen en el que se comienza mencionando a los tres integrantes del jurado (incluyendo a mi persona) y que luego se muestra con tres firmas al pie sin aclaración de ningún tipo sobre la identidad de los firmantes, es a todas luces maliciosa, y ha buscado confundir a los lectores, haciendo pensar que yo había firmado ese documento.
Si los responsables de dar a conocer el dictamen tenían conciencia de mi desconocimiento de lo allí expresado, se debían haber abstenido de publicarlo hasta tanto se aclare la situación suscitada. Si las autoridades no tenían conocimiento del conflicto, es porque debieron haber supuesto que participé en la elaboración del dictamen.
Me siento particularmente perjudicado por esta maniobra producida en el momento de la confección del dictamen y que considero que ha buscado provocar el efecto mencionado, más cuando en el dictamen no hay mención expresa a mi posición, ni a las apreciaciones que realicé en el momento de las entrevistas.
En la impugnación que realizara Mazzela, cuyo original obra en poder de esa universidad y cuya copia me ha sido enviada por la secretaría académica, se declara que el dictamen fue publicado en los términos que he mencionado, con las tres firmas al pie sin aclaración de ningún tipo. También la copia que me enviara la secretaria académica presenta las mismas características.

En síntesis, considero que el sumario no puede ser archivado pues los hechos (la manipulación de concursos docentes) son de por sí de extrema gravedad institucional y las pruebas que he denunciado son todas, a mi criterio, evidentes.

Con enorme desparpajo, los firmantes del dictamen han mentido, han distorsionado los hechos y han buscado manipular un concurso docente teniendo en cuenta como únicos argumentos proximidades políticas y personales, dejando completamente de lado los criterios académicos que debieran ser los únicos a considerarse en estos casos (y a los que hice referencia en mi descargo).

Que los concursos docentes no sean transparentes, sino manipulados de forma grosera como ha sucedido en este asunto, debería dar lugar a una intervención administrativa ejemplar, que permita recomponer el buen nombre de la institución y fundamentalmente, garantizar la transparencia de las prácticas académicas, que es lo mínimo que la Universidad le debe a la sociedad que la financia.

Sin otro particular, lo saludo atentamente,

Martín Unzué*
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* Martín Unzué es licenciado en ciencia política, licenciado en economía, profesor adjunto regular de "Teoría del Estado" en la Facultad de Derecho de la UBA, e investigador en el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales. Actualmente realiza su doctorado en la facultad de Derecho de la UBA y es becario de doctorado en el marco del proyecto UBACyT S090.

Ver todos los descargos de el profesor Martín Unzué.

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